Si bien se trata de una especialidad reservada en la práctica a los fisioterapeutas por afinidad de contenidos, buena parte de la Osteopatía se puede aplicar al ámbito profesional del podólogo, no como un medio directo para tratar dolencias, pero sí como una herramienta para identificar lesiones o patologías que de otra forma podrían escaparse a un examen físico o rutinario. Mediante un examen visual, físico y osteopático, el especialista puede determinar o descartar posibles complicaciones del estado actual del paciente, que luego puede tratar con más precisión y eficacia. Test de movilidad, de provocación de la señal dolorosa, de alivio, y de amplitud articular, son sólo algunas de las técnicas empleadas para localizar complicaciones añadidas a la patología que presenta el paciente. Estas técnicas son totalmente seguras y no implican corrección mediante manipulación.