Patologías más frecuentes
Esta sección está destinada a orientar al lector sobre las patologías más comunes vistas en consulta referentes al pie. Generalmente, al encontrarnos con algo molesto o desconocido, el primer impulso es informarse sobre ello. Naturalmente las patologías podológicas se cuentan por cientos, ya sean musculoesqueléticas, neurológicas, vasculares o dermatológicas. Pero esperamos que esta pequeña relación de patologías arroje luz sobre lo que el paciente desea saber.
Durezas: una de las causas de consulta más frecuentes, las durezas son engrosamientos de la capa córnea de la piel, que se originan por fricción o roce (entre los dedos, por fuera de los dedos, alrededor del talón,…) o por puntos de hiperpresíon o sobrecarga (metatarso, yemas de los dedos). Pueden resultar molestas y son fácilmente tratables, aunque si no se varían los posibles hábitos que las causan, pueden reaparecer con el tiempo.
Callos/Helomas: los helomas pueden aparecer solos o conjuntamente con hiperqueratosis asociadas. Son, además de un engrosamiento característico de la capa córnea de la piel, una zona densa de queratina que se confunde erróneamente con una “raíz”. La causa de aparición de los helomas es puramente mecánica, aunque en ocasiones se debe a factores intrínsecos de la piel. Suelen producirse por y en un punto de hiperpresión muy concreto, y cuanto más tiempo pase sin ser retirado, más queratina se acumula sobre ellos y más densos y profundos se hacen. Se tratan escisionándolos con instrumental manual de forma sencilla, si no presentan complicaciones infecciosas, vasculares o neurológicas
Hongos/Micosis: también conocidos como tiña (de la piel, del pelo, de la barba, de la uña,…), los hongos son infecciones oportunistas, abarcan múltiples patologías, en función del microorganismo responsable y del área infectada.. Las micosis en el pie pueden afectar a las uñas y a la piel (las variedades cutáneas son fácilmente contagiables), y si bien presentan características diferentes, el tratamiento de ambos es semejante, con antifúngicos específicos recetados por el profesional, y un seguimiento periódico. En el caso de micosis ungueal, un fresado de la uña y el retiro de todo el material infectado posible, además del tratamiento farmacológico, son indispensables para una buena evolución.
Verruga plantar/Papiloma: es una pequeña tumoración causada por el virus del papiloma humano (PVH). Suele estar abultado allí donde se origina, tener forma de pequeña coliflor, en ocasiones con diminutos puntos negros, y puede estar protegido por una capa de hiperqueratosis si ocurre en la planta del pie. Es doloroso a la presión y al roce, sangra fácil y profusamente si se trata de cortar o arrancar, y es fácilmente contagioso. Se contrae por lesiones epiteliales, como una ampolla abierta, o una grieta. Existen varias opciones de tratamiento, siendo las curas periódicas oclusivas con cáusticos la elección en pieles sanas.
Uña encarnada/Onicocriptosis: una dolencia consistente en una lesión causada por un borde de uña, generalmente de 1er dedo o pulgar, en el borde carnoso lateral del dedo. Puede o no tener infección, dependiendo del grado de afectación y de la causa subyacente (traumatismo, corte de uña inadecuado, calzado no apropiado,tendencia de la uña a la incurvación,…). Los tratamientos pueden ir desde el corte adecuado en la línea que requiera la uña, al retiro de zonas inflamadas de carne y tratamiento de infección, si la hubiese. La elección del tratamiento va en función de la gravedad de la lesión, y el pronóstico de recuperación suele ser bueno y rápido. En caso de requerir intervención quirúrgica, en los casos más graves, la atención es más especializada.
Onicogrifosis/Uña engrosada: si bien el origen de esta patología no está claro, aunque se asocia a algunos tipos de micosis e incluso a algunos procesos sistémicos anómalos, las onicogrifosis se caracterizan por el engrosamiento exagerado de una o más uñas. Puede afectar a una sola uña o a varias, y el tratamiento incluye un desgaste de la placa hasta dejar a la vista el color de la uña sana, y un tratamiento preventivo para micosis ungueales.
Hallux valgus: conocido vulgarmente como juanete, consiste en una deformidad del llamado primer radio del pie, en convergencia del primer metatarsiano y en divergencia de la falange del primer dedo. Si la deformidad es leve y no es sintomática ni incurre en trastorno de la marcha del paciente, no suele requerir tratamiento salvo un seguimiento de su progresión, si la hubiese, cada cierto tiempo. Si la deformidad es seria o sintomática, el tratamiento de elección es quirúrgico, en cuyo caso se deriva a especialista.
Metatarsalgia: siendo en realidad un síntoma y no un problema en sí, la metatarsalgia o dolor de “empeine” puede tener múltiples causas, como pérdida de grosor de la almohadilla plantar, patologías óseas que afecten a la cabeza de los metatarsianos,… Las opciones de tratamiento varían en función de la casa, siendo la opción ortopédica la más socorrida. Unas plantillas realizadas de forma personalizada pueden ayudar a mitigar o incluso corregir el problema que origina el dolor.
Fascitis plantar: se confunde a menudo, por los síntomas, con el espolón calcáneo; y de hecho, el espolón es un síntoma de una fascitis en fase avanzada. Mientras que la fascitis plantar consiste en una inflamación de la fascia plantar (el recubrimiento aponeurótico de la planta del pie, profundamente vascularizado e inervado), y las causas son varias, siendo por lo general un calzado inadecuado para el tipo de pie, unido a una larga serie de microtraumatismos repetitivos sobre el tendón de la fascia. Sobre dicho tendón se pueden llegar a formar calcificaciones, que son lo que aparece como una forma picuda saliendo de la tuberosidad del calcáneo, y se llama comúnmente espolón calcáneo. Para esta patología, se emplean generalmente tratamiento ortopédico y fisioterápico en conjunto con el fin de erradicar la sintomatología.
Neuroma de Morton: un problema común sobre todo en el sexo femenino, el neuroma es un atrapamiento de un nervio plantar entre las cabezas de dos falanges. Mientras que en ocasiones se recomienda tratamiento quirúrgico para liberar el nervio, la opción ortopédica unida a tratamiento antiinflamatorio suelen dar buen resultado.
Pie diabético: el pie diabético abarca numerosas patologías potenciales, que van desde neuropatías hasta úlceras, y todas ellas necesitan tests y tratamientos específicos, ya que la diabetes dificulta la recuperación de ciertas lesiones. En caso de sospecha ante un problema relacionado con pie diabético, es importante contactar con el especialista antes de realizar cualquier tratamiento.
Esguince de tobillo: una patología propia de deportistas aunque susceptible de darse en casi cualquier circunstancia, es una lesión que consiste en una elongación traumática o incluso rotura parcial o total de fibras ligamentosas. El ligamento que más comúnmente se lesiona es el lateral externo, ya que es más fácil provocar un varo de talón accidental. Existen grados de lesión, que van desde la rotura parcial de fibras que apenas es sintomática, hasta la rotura con hematoma, que indica una lesión seria. Si bien la inmovilización total no es recomendable, un tratamiento con vendajes semiinmovilizantes, ejercicios de rehabilitación posteriores e incluso estimulación propioceptiva con vendaje neuromuscular es altamente recomendable, siempre en función de la gravedad de la lesión.